Cátedra Miguel Maticorena

Homenaje a la trayectoria académica de Miguel Maticorena Estrada,
Profesor Emérito de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos

viernes, julio 06, 2007

Información inédita de Francisco Pizarro

Por Miguel Maticorena Estrada (*)

En homenaje a Lima, en su 457o. Aniversario, damos cuenta de un documento inédito de Francisco Pizarro, su fundador. Es una información de servicios recibida en Panamá el 26 de marzo de 1528. Aparece fechada después del segundo viaje marítimo de Pizarro por el Levante o el Perú (1526-28). Antes del viaje a España donde, dice, la presentará. Pese a su silencio en cuanto a toponimia o sucesos del viaje, es un documento importante. Adviértase que trata de un personaje de primer orden como es Pizarro. Acerca de Pizarro, después de las ediciones de Raúl Porras Barrenechea y Guillermo Lohmann, no se han visto aportes documentales importantes.


Informaciones de Panamá

Si Pierre Chaunu veía en Panamá el Istmo de Sevilla, el recordado Marcel Bataillon creía era el Istmo del Perú. Panamá era y es enlace de las rutas comerciales interoceánicas. Es la prolongación geopolítica del Perú. Por esto puede hablarse de un ciclo panameño en la historiografía peruana.

Sin la documentación panameña no puede entenderse la conquista del Perú. Precisamente uno de los textos más famosos es el Contrato de Panamá de marzo de 1526. Después de la monografía que le dedicamos tenemos ya nuevas pruebas documentales (El Contrato de Panamá, 1526... En: Caravelle, 7, Toulouse, 1966). Otros datos panameños aparecen en el artículo que publicamos con Enrique Otte sobre La Isla de la Magdalena en el II viaje de Pizarro y Almagro (Mercurio Peruano 398).

Al término del segundo viaje se reciben en Panamá varias informaciones sobre esa expedición. Las de García de Jarén, Cristóbal de Peralta, Pedro de Candia, los aventureros de la Isla del Gallo, Rodrigo de Chávez (noviembre). A éstas hay que añadir la que ahora nos ocupa en esta nota.

Me parece que el único autor que dio a conocer cuatro líneas de esta información es Raúl Porras Barrenechea (El nombre del Perú, 1968). No figura en el completo y valiosísimo corpus documental de Guillermo Lohmann Villena: Francisco Pizarro. Testimonio... (Monumenta Hispano-indiana. V Centenario del Descubrimiento de América, Vol. III), Madrid, 1986. Se trata, pues, de un documento inédito.

Panamá 1528

El 26 de marzo de 1528, Francisco Pizarro pide al alcalde de Panamá reciba información de sus méritos y servicios. Ya está decidido el viaje a España que terminará con la Capitulación de 1529. Acaso para no suscitar el recelo de Almagro oculte el deseo de la gobernación propia. Dice Pizarro: ``porque yo voy a besar las manos al Emperador nuestro señor y a darle cuenta de los servicios que he hecho en estos reinos, y de los que en descubrimiento de la tierra nueva del sur le hice a mi costa, y para que S.M. sepa junto a esto, cómo he vivido en estos reinos, desde que en ellos estoy y pido a Vuestra merced mandeis preguntar a los testigos que ante vos traxere por las preguntas que de yuso serán qontenidas...''. Testigos de la presentación del interrogatorio fueron Diego de Robles, Cristóbal de Peralta y Juan Cobo.

En el segundo ítem Pizarro pide se acredite ``ha servido a S.M. de capitán y siempre he andado a mi costa... sin salario de S.M.''. En el tercero consta es ``hombre llano (no ha) tenido diferencia con nadie sino vivir limpiamente e como caballero''. En el siguiente dice: ``he tratado muy bien a la gente (y en las residencias) no se me ha puesto ni aun una demanda ni ninguna calidad...''.

Urabá

En lugar de ocuparse de sus do s primeros viajes al Levante, región sur de Panamá, Pizarro pone de relieve su actuación en Urabá el año 1509. Raúl Porras, Manuel Ballesteros, Antonio del Busto, Albert García, todos los biógrafos de Pizarro, mencionan esa espectacular actuación reemplazando a Alonso de Ojeda.

Recordando el suceso de 1509, dice: ``yo vine por capitán con el gobernador Alonso de Hojeda a estos reinos, e cuando se fue dexó la gente toda en Urabá, yo quedé por su lugarteniente e gobernador e él no volvió mas''. Y a continuación pregunta ``si saben que tuve en toda paz e sosiego e justicia toda la dicha gente e gobernación... que ha veinte años que he vivido como caballero e persona de mucha honra según los tiempos e las necesidades e prosperidades''.

Por la Capitulación de 1529 se sabe que Pizarro pasó a Santo Domingo con Nicolás de Ovando en el año 1502. Cuando en el texto copiado y en otros habla de ``veinte años'' se refiere, pues, a la estancia en la tierra firme o continental. Los datos que trae la Capitulación, que no aparecen en esta del año 28, hacen pensar en otra información ahora desconocida. Bien conocidos son los testigos que declaran: Juan de Vallejo, Hernando de la Serna, Alvarado de Guijo, Toribio Montañés, el alcalde Francisco Gutiérrez, Alonso de Cáceres, Gonzalo Farfán, el capitán Juan de Cárdenas. Los testigos contestan todos afirmativamente a las preguntas en un contexto casi rutinario. El texto clave es el referente a haberse encargado de la gobernación de Alonso de Ojeda. Pizarro apuntaba a conseguir otra para él.

Un contraste

Sorprende que Pizarro no preguntara sobre su actuación en el espectacular segundo viaje iniciado en 1526. Sucesos como el paso de la Equinoccial, la estancia en la Isla del Gallo, la hiperbólica visión de Candia sobre el Tumbes incaico, las Capullanas de Piura, la balsa de Salango, el periplo hasta el río Santa, todo esto hubiera dado más relieve a sus méritos.

Esta sobriedad y silencio concuerda con el talento que se atribuye a Pizarro. De modo especial Raúl Porras acentúa en una página este rasgo (Pizarro, 1978). Un hombre de pocas palabras, poco comunicativo y cauteloso. Esta parquedad contrasta con el caudal informativo de los soldados de la Isla del Gallo el 29 de marzo de 1528. Todo lo contrario a la inflada visión de Pedro de Candia o las más detalladas de Almagro en 1526 y 1531. En cualquier caso este nuevo documento de Pizarro hay que situarlo en el contexto de las otras informaciones.


(*) Publicado en el Suplemento Dominical del diario El Comercio, el 19/01/1992


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jueves, julio 05, 2007

Una carta sobre el Inca Garcilaso

Por Miguel Maticorena Estrada (*)


La carta está fechada en Córdoba, España, el 6 de mayo de 1605 y la escribe el P. Francisco de Castro, profesor de Retórica en el colegio jesuita de esa ciudad. Está dirigida a don Pedro de Castro ya citado. Desconocemos si existió parentesco entre ambos sacerdotes. A don Pedro le interesaba todo lo que se escribiera sobre su padre tan duramente cuestionado por su actuación en el Perú. Por esta razón, el padre Castro le informa del manuscrito del Inca sobre Vaca de Castro.

En los párrafos iniciales, el jesuita Castro da cuenta que en la redacción de la Historia General el Inca ha llegado a la rebelión de Almagro el Mozo. Dice: "La voluntad y deseo que de servir a Vuestra ilustrísima tengo me da el argumento para esta carta; y es que aquí en Córdoba reside un caballero natural del Cuzco, descendiente de los Reyes del Pirú (sic) que se llama el capitán Garcilaso Inca de la Vega, el cual ha compuesto un muy curioso que él intitula Comentarios Reales del Pirú (sic), donde comenzando del principio que aquel extendido imperio tuvo, ha llegado ya a la rebelión y alzamiento de don Diego de Almagro el mozo".

Lectura del manuscrito

La confianza entre el P. Castro y el Inca ha sido muy subrayada por el Dr. Aurelio Miró Quesada, el más eminente de los garcilasistas. Esto queda confirmado por la carta en la que Castro dice haber leído el manuscrito del Inca y la parte sobre Vaca de Castro: "Aquí cuenta la ida a aquel reyno del señor licenciado Vaca de Castro, padre de Vuestra ilustrísima, y las cosas de inmortal memoria que allá hizo en servicio de su rey; cuando yo la leí, por habérmelas comunicado su autor, recibí extraordinario gusto y juzgué que Vuestra señoría ilustrísima le recibirá también si las leyese; díjeselo al capitán Garcilaso, y como pensaba escribir a V.I., suplicándole fuese servido de ver lo que de su padre en esta historia se escribe para que se quitase y añadiese lo que V.S.I. le pareciese ser más conforme a la verdad, como quien tan bien lo sabrá".

Una copia para el Arzobispo

El Inca parece deseaba entrar al cenáculo de escritores y humanistas que rodeaban al Arzobispo. Este reunía y se comunicaba con historiadores que documentaban la llegada del Apóstol Santiago a España. Otro grupo estaba dedicado a la obra de Vaca de Castro en el Perú, figurando escritores como Antonio de Herrera y sobre todo Juan Calvete de Estrella. Fruto de esta reivindicación es el De Rebus Indicis de Calvete. Para limpiar a su padre de las acusaciones que le hicieron, el Arzobispo reunió un archivo y a un grupo de escritores. En el texto que sigue se alude a una impresión que es más bien de La Florida y no los Comentarios.

El P. Castro da cuenta de la aceptación de Garcilaso: "El capitán vido el cielo abierto cuando le dije y comenzó a hacer sacar en limpio de sus borradores la parte de la Historia que esto cuenta, por si V.I. lo quisiese ver, y creo tiene ya buena parte escrita, V. Señoría me mande avisar si gustara de ver estos cuadernos, y porque está ya comenzado a imprimir el libro de los Comentarios dichos, podría ser saliesen este año a luz y sería gran gusto para su autor que saliesen en esta parte según el de V.S.I., a quien Nuestro Señor guarde como puede y su Iglesia ha menester".

El resultado de esta gestión lo resume el Dr. Miró Quesada: "la comunicación debió ser útil porque el texto de Garcilaso elude las críticas comunes a la codicia económica de Vaca de Castro y abunda en expresiones de elogio al buen gobierno" del mismo.

Francisco de Castro

Garcilasistas como el Marqués de Saltillo, Raúl Porras, José Durand y Aurelio Miró Quesada dan cuenta de este personaje. Granadino, profesor de retórica y gramática en Portugal, Sevilla y Córdoba. Fallecido en 1623, Francisco de Castro prestó a Garcilaso una relación sobre los Araucanos y el cuzqueño a Castro le dejó un modelo de librea bordada en el Perú para un desfile de danzantes en Córdoba. Castro firma una de las aprobaciones de la Historia General donde considera el Inca como autor "digno de toda fe" (1613).

El recordado José Durand ha puesto de relieve el respeto que Garcilaso Inca merecía a los humanistas de la ciudad de Córdoba. Uno de estos escritores es Francisco de Castro quien, en 1611, dedica al Inca el libro De Arte Rethorica. Lleva este libro una poesía prologal de Luis de Góngora y Argote. Castro habla de las "historias con la flor de su florido estilo", refiriéndose a Garcilaso.

Por otra parte, don Pedro de Castro y Quiñones dejó honda huella en Granada y Sevilla. Entre sus corresponsales estaban Bernardo de Alderete, también amigo del Inca, Gil González Dávila y Andrés Melgar. El Dr. Francisco Barahona escribió una vida de don Pedro. En el Ramillete Místico, publicado en Granada, le llaman el Ambrosio de Granada, el segundo Isidoro de Sevilla, el segundo Ildefonso de España.

Garcilasismo

Retornando a la carta objeto de este artículo, se ve que el Inca pensaba dar el título de Comentarios Reales también a la segunda parte. El singular interés que el Dr. Aurelio Miró Quesada atribuye a la carta está en que es la primera vez que aparece ese título en texto que no sea el Inca. La epístola ilustra también sobre la redacción de la Historia General del Perú. Se aprecia que Garcilaso había redactado el libro III y comenzaba el cuarto (Miró Quesada ob. cit. 175, 250). La gobernación de Vaca de Castro aparece en los capítulos 11-19 del libro tercero. En este último anuncia que en la parte siguiente, sobre Gonzalo Pizarro, se basará en cronistas españoles y recuerdos personales. Esta facilidad hace suponer que hacia mayo de 1604, fecha de la carta, podría encontrarse la redacción de la obra por el libro sexto. Otra cuestión de cierto interés es que el P. Castro dice Pirú y no Perú. En fin, vemos al Inca buscando el favor del Arzobispo de Granada y también vinculado a los sabios escritores de Córdoba. No es la imagen del Inca acomplejado por su nacimiento o su mestizaje, en esa Andalucía raigalmente mestiza.


(*) Publicado en el Suplemento Dominical del diario El Comercio, el 26/04/1992


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miércoles, julio 04, 2007

Cristóbal Colón en la Historiografía Peruana

Por Miguel Maticorena Estrada (*)

Hegel habla de los individuos histórico-universales. Y Cristóbal Colón lo es y profundamente. Su obra es el comienzo de la historia universal. La naciente historia mundial paralela al inicial capitalismo. Por esto este V centenario colombino tiene dimensión mundial. Y Colón ha dejado su huella también en la historiografía del Perú.


Para algunos cronistas, como Cieza, es capítulo obligado de la América moderna. En otros autores aparece en el contexto de temas paralelos. Por ejemplo los temas de la Equinoccial y las Antípodas. No falta Colón al tratarse de las primeras migraciones, la Atlántida, Tarsis, el Ofir, el Paraíso en las Indias occidentales. Por supuesto, en textos sobre el piloto anónimo que habría dado a Colón noticia de la ruta a seguir. Gran relieve tiene este predescubrimiento y representa la versión popular del descubrimiento de América. Más que resultado de un multisecular saber científico geográfico, sería producto del azar. Reaparece en este siglo con el sabio peruano don Luis Ulloa y, en parte, en la gran obra de don Juan Manzano: Colón y su secreto (Madrid, 1976).

Cada uno de esos temas es parte de la vida y obra de Colón: geografía, religión, Estado, nacionalidad. Colón es un caso excepcional del peso de las mentalidades. El, como se ha dicho, no viene a descubrir sino a comprobar un esquema de la geografía medieval. En medio de esta literatura fantástica, abre, sin embargo, las puertas de la modernidad.

Gómara escribe hacia 1551, cuando aún era candente el pleito entre los Colón y la Corona. Aquellos reclamaban un señorío semifeudal a nivel de todo el continente, lo que resultaba imposiblepara un Estado absolutista que reclamaba para sí toda la soberanía. El fiscal real con audacia, hacia 1514, había desconocido la prioridad de Colón en la primera navegación. Atribuía la idea geográfica inicial a Pinzón, otro gran navegante. Este habría obligado a Colón a terminar el viaje y no regresar sin culminarlo. Ponerse un autor a favor o en contra de estas opiniones, era cosa importante. Así como Las Casas es colombinista, Gómara refuerza la tesis del fiscal. Gómara desecha Tarsis y el Ofir, pero se complace con la tesis del piloto anónimo predescubridor. Además, cree que "las Indias son las islas y tierra firme de Platón" o sea la Atlántida (cap. 13, 220). Desluce, pues, la originalidad del ideario geográfico de Colón (Marcel Bataillon).

Gómara y Agustín de Zárate acentúan los rasgos proféticos de los versos de la Medea de Séneca: "un nuevo marinero... descubrirá nuevo mundo... no será Thule la postrera de las tierras" conocidas (C. Colón: Libro de las Profecías ). Esta "adivinanza", como la llama Gómara, resta méritos a Colón. Y Gómara hacía méritos para conseguir título de Cronista real, cargo que nunca obtuvo.

Agustín de Zárate tampoco es un ingenuo. Funcionario de hacienda, no quería discrepar de la argumentación básica del fiscal: La Capitulación del 17 de abril del 92 no era un "contrato" sino una "merced real" revocable. Zárate elude este tema, pero coadyuva con el argumento geográfico. Es "cierta y verdadera" la existencia de la Atlántida (1555). Lo repetirá en la censura a las Elegías de Juan de Castellanos (1589). Aquí dirá: "lo supe de personas que habían oído al mismo Colón". Esta idea atlantista, es parte pero no la central, en el plan geográfico del Almirante. Por su lado, el cronista perulero Gutiérrez de Santa Clara, hacia la década de 1560, repetirá que el piloto "dexó los papeles" del predescubrimiento a Colón.

El sabio padre José de Acosta, en 1590, subraya el mérito de la comprobación de las Antípodas (Lib. I. caps. 7, 8). Cree posible la tradición del piloto (c. 19). Rechaza Tarsiso, el Ofir y la Atlántida (c. 21). Es un "cuento (paramuchachos y viejas".

Sobre "El piloto anónimo de Colón" en Guamán Poma y Garcilaso, nos volvemos a ocupar (ver Dominical, 15 octubre 1989). Es, ésta, la versión popular frente a la científica de Toscanelli. Poma embarca en un mismo navío a Colón, Balboa, Pizarro, Almagro. Los "papeles" le permiten un paralelismo entre el piloto y el Pedro de Candia en Tumbes, 1528. En la "pontifical flota" subraya la célebre dimensión que Colón atribuye a la ruta hasta las Antillas (Madariaga, 147).

Garcilaso de la Vega identifica al piloto con Alonso Sánchez de Huelva. Lo que se creyó invención del Inca, se confirma con la aparición de este nombre de la Recordación Florida de Remesal (Zuatemala). Dato de Leandro Tormo, divulgado por don Juan Manzano.

Fernando de Montesinos recoge el rumor del piloto y sitúa el Ofir en el Perú ( El Ophir de España II, 1644). El Ofir creía Colón era Santo Domingo o La Española. En esta geografía fantástica, León Pinelo ve el Paraíso en el Perú ( El Paraíso en el Nuevo Mundo, 1640-50, 2 tomos). Sigue a Colón en su tercer viaje cuando en Paria, Venezuela, encuentra indicios del Paraíso (I, 133, 355). Solórzano Pereyra en su monumental Política Indiana resume las teorías de don Cristóbal y poscolombinas (1647). Adviértase la predilección filobiblista en estos seis autores de origen converso: Santa Clara, Acosta, Montesinos, Pinelo, Solórzano, lo mismo que Zárate.

Sin poder recoger testimonios del S. XVIII, sólo queremos mencionar el explosivo texto de Viscardo: los Reyes Católicos incumplen con el "gran Colombo" (1791); no aceptan que la Capitulación sea un contrato obligatorio.

Asimismo, tratan temas colombinos autores posteriores: Pedro Ignacio Cisneros, Pablo Patrón, José Toribio Polo, el erudito González de la Rosa que impugnó las cartas de Toscanelli (París, 1900) y cuya tesis inspirará la hipercrítica de Henry Vignaud.

En este siglo XX dignos de mención son los ensayos de José de la Riva Agüero sobre la Atlántida y los Precursores de Colón (O.C.). Obligado es destacarla obra catalanista del sabio don Luis Ulloa: El predescubrimiento hispano-catalán de América en 1477. Xristo-Ferem Colomb (1928). Identifica al piloto anónimo con el danés Scolvus y a éste con el mismo Colón, recogiendo una idea de Juan de Castellanos. Don Emiliano José discrepa con Ulloa pero reconoce su extraordinaria erudición y talento. En cierto sentido, Ulloa ha sido revalorado con la conocida obra del español Juan Manzano "Colón y su secreto", publicada en 1976.


(*) Publicado en el Suplemento Dominical del diario El Comercio, el 18/10/1992


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martes, julio 03, 2007

Prioridad de San Marcos en América

Por Miguel MATICORENA ESTRADA (*)

La Universidad Real y Pontificia de San Marcos, ahora nacional, cumple su 442 Aniversario de fundación, por Real Provisión del 12 de mayo de 1551, autorizada por Carlos V y su madre.


Las más importantes de las treinta universidades del período hispánico, son pontificias y reales a la vez. Esta dualidad estaba regulada por el Patronato o relaciones entre Iglesia y Estado. El Estado absolutista que centralizaba todo el poder, dejando estrecho margen a la Iglesia. Sin el Patronato no puede aclararse la disputa sobre la prioridad de las universidades de América.

Y en el contexto del Patronato se discute, desde el siglo XVIII, si la bula de 1538, creando universidad en Santo Domingo, tiene o no validez jurídica. Por faltarle el "pase" regio del Consejo de Indias, fue rechazada por el mismo rey de España. Por el Patronato todas las letras pontificias tenían que ser aprobadas por el Consejo de Indias. Basta leer a Solórzano para informarse de la abrumadora prevención real que deriva en "regalismo" (A. Egaña, Alberto de la Hera).

El orden de prioridades en la tesis sanmarquina o limeña:

1.San Marcos por Real Provisión, no Cédula, de 1551 y confirmación por el breve Exponi nobis.

2.Universidad de México, por Cédula del 12 de septiembre de 1551 y Bula de 1596.

3.Santo Domingo por Provisión de Felipe II del 23 de febrero de 1558. Se desconoce el proyecto pontificio y la Bula de 1538.

Entre los autores de la tesis sanmarquina: León Pinelo, Unanue, Dávila Condemarín, David Rubio, Carlos Daniel Valcárcel, Luis Antonio Eguiguren, a quien San Marcos debe un monumento. Fray Cipriano de Utrera niega rotundamente la supuesta primacía de Santo Domingo (Universidades de Santiago de la Paz y Santo Tomás de Aquino, 1932).

Por hablar de la "mítica bula", el dictador Leonidas Trujillo mandó recoger el libro. En una obra, valiosa como visión de conjunto de las universidades hispanoamericanas, Sor Agueda M. Rodríguez Cruz, reactualiza la prioridad dominicana. A la doctora MilagrosHernando agradezco dos libros de Sor Agueda, compañera de estudios en Sevilla.

A petición de los Padres dominicos se dio la Bula In Apostolatus culmine fundando universidad en Santo Domingo (Octubre, 1538). Su base económica era la herencia del benemérito Hernando Gorjón. Es un proyecto pontificio pero no universidad real o estatal. Por esto Felipe II funda universidad en 1558, sin mencionar otra anterior ni menos la Bula del 38. Se basa en la herencia de Gorjón; adoptará el nombre de Santiago de la Paz.

Hacia 1700 la toman a su cargo los Padres Jesuitas. Por reacción, los Padres dominicos reactualizan la Universidad de Santo Tomás. Enarbolan la Bula de 1538 y disputan a los jesuitas el título de "primada". Hasta 1747 se prolonga un largo pleito entre ambas órdenes. Fernando VI, el "prudente", zanja la controversia reconociendo las dos universidades, en 1747. Santo Tomás insiste en llamarse "primada". Fernando VI declara terminantemente que, aunque apareciera la Bula del 38, era inválida porque faltaba "el pase de mi Consejo de las Indias... se presumió apropiarse el título de Universidad primaria... ijuriando también a las de México y Lima". Y prohíbe a Santo Tomás "el título de primada ni otro alguno que denote anterioridad o preheminencia" (R.C. 2 Agosto 1758. Utrera 334).

Un nuevo resumen de la tesis sanmarquina:

1.L.A. Eguiguren sugiere que no se publicó la bula del 38 porque en Septiembre de este año Carlos V ordenó recoger cualquier texto pontificio sin pase regio.

2.En caso supuesto de haberse publicado, resulta inexplicable que el Cabildo de Santo Domingo pida una Universidad en 1558.

3.La Provisión de 1558, creando universidad estatal, con los bienes de Gorjón dice: "e comience a leer..." Por tanto no hay otra anterior ni menos bula.

4.Recién en 1571, por medio de su Embajador en Roma, Felipe II pide bula para las universidades de Lima, México y Santo Domingo. Para el Consejo de Indias no había pues otra universidad que la estatal y desconoce la bula del 38. El Papa Pío V concede bula sólo para San Marcos, nombre que adopta en 1574. El orden, en la petición, sitúa Lima en primer lugar y las otras "respectivamente". Sin duda señala una prioridad cronológica.

5.León Pinelo, un tratadista tan autorizado y minucioso afirma: "Es la de Lima la primera Universidad de las Indias", c. 1630.

6.La Recopilación de 1680 da por inexistente cualquier Universidad en Santo Domingo.

7.En el pleito mencionado una Real Cédula dice: "argüido de falso este instrumento (la bula del 38), así por no presentar el original como por no estar pasado por mi Consejo de las Indias, ni haberse obtenido la real condescendencia para su uso" (Utrera 253).

8.Aunque la discutida bula tuvo un brevísimo reconocimiento en 1754, todo queda total y jurídicamente anulado por la terminante prohibición de 1758 antes copiada.

9.Dejamos otros argumentos para terminar con el sabio Hipólito Unanue: San Marcos, "la primera y más ilustre del Nuevo Mundo" (1813).

10.Sacar la prioridad del marco jurídico de la época lleva a confusión y anacronismo.


(*) Publicado en el diario El Comercio, el 13/05/1993


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lunes, julio 02, 2007

Irradiación de San Marcos en América

Por MIGUEL MATICORENA ESTRADA (*)

Publicadas por Antonio Ricardo en 1602 aparecen las Constituciones de San Marcos de 1582. Tiene allí un hermoso soneto a la "florentísima Universidad de Los Reyes". El autor es Pedro de Oña, nacido en Chile y estudiante en San Marcos, el famoso autor del Arauco Domado, publicado en Lima. Alabando a la "esclarecida fuente de agua pura" de la cultura sanmarquina agrega: "No dudes ya que las aguas vivas/ de tu doctrina y regla saludable,/ alcance a las últimas naciones". El "menor hijo de ella", San Marcos, se autotitula don Pedro.


La ciudadela del espíritu derramaba sus luces en el "valle Antártico". Y efectivamente alcanza ya desde entonces una dimensión continental. No sólo por el internacionalismo de regiones que forman un solo Estado que facilita la intercomunicación. Es además porque de San Marcos iba saliendo parte de la alta burocracia americana. Así como también por el internacionalismo de las órdenes religiosas. Sobre todo la Orden de Predicadores o Dominicana formó una legión de estudiosos y misioneros.

Luis Antonio Eguiguren, a quien San Marcos debe un monumento, señaló la irradiación sanmarquina en América. Sanmarquinos formaron cientos de instituciones mayores o menores como colegios, seminarios, parroquias, academias. Graduados, profesores, incorporados o simplemente alumnos intervienen directa o indirectamente en la creación de unas siete o nueve de las aproximadamente treinta universidades fundadas en el período hispánico.

A un año de la fundación de la Universidad de los Reyes, Lima (o San Marcos desde 1574), Fray Tomás de San Martín el preclaro fundador sanmarquino consigue real provisión para crear otra universidad en Chuquisaca (23 de febrero de 1552). En ese momento no pudo concretarse y luego tomará el nombre de San Francisco Javier, con Bula pontificia de 1621.

La Universidad de Córdoba, en Argentina, se forma por gestiones del Obispo de Tucumán fray Fernando de Trejo y Sanabria, sanmarquino y aquí catedrático de Teología moral. Obtuvo la real cédula fundacional en 1609 y en las gestiones del establecimiento intervienen el visitador Francisco de Alfaro, famoso jurista con su libro sobre el oficio fiscal. Alfaro, cuando estuvo en Lima, fue incorporado a San Marcos. Córdoba además adopta las Constituciones de San Marcos. La misma Universidad de Buenos Aires pide inicialmente, hacia 1762, tomar el modelo constitucional de San Marcos. Indirectamente, a través de Córdoba, San Marcos deja su presencia en la hoy famosa Universidad de Buenos Aires.

La Universidad de Santa Fe de Bogotá queda establecida por la actividad de fray Francisco de la Cruz, catedrático de Prima de Teología y supernumerario en San Marcos. Fue obispo de Santa Marta y entre sus numerosas obras escribió el Discursum pro Occidentalibus en cuatro tomos. Consiguió el breve fundacional de Bogotá en 1619 y la real cédula se expidió en 1639.

En la fundación de la Universidad de San Carlos de Guatemala interviene el doctor Juan de Osaeta, profesor de Cánones en San Marcos y luego en Guatemala (1676). Consta en el breve pontificio y en otros textos que la Universidad de Guatemala adopta el modelo universitario de Lima y México.

La Universidad de Santa Rosa de Lima de Caracas tiene un ilustre historiador que es Ildefonso Leal, quien ha publicado varios libros y el Cedulario de la Universidad. La cédula de Caracas es de 1721 y la Bula pontificia de 1722. La Universidad se hizo sobre la base del Seminario Conciliar de Santa Rosa de Lima, fundado por el obispo fray Antonio González de Acuña, catedrático de Teología moral en San Marcos.

Las dos universidades de Quito también tienen vínculos con San Marcos. La de Santo Tomás de los Padres Dominicos de 1681 y sobre todo la Universiad de San Gregorio Magno de 1621-22, que tiene como precedente el Colegio de San Luis, fundado por el sanmarquino fray Luis López de Solís hacia 1595. Hacia 1622 adopta el nombre de San Gregorio Magno. Otros dos ilustres sanmarquinos continúan la obra del obispo López de Solís: Salvador de Rivera, profesor de Teología y fray Rafael Segura, ambos teólogos ex catedráticos de San Marcos.

En la creación de la Universidad de San Felipe de Santiago de Chile intervienen tres graduados de San Marcos: el obispo fray Antonio de San Miguel, Francisco Ruiz de Berecedo y Tomás de Asúa hacia 1738. Sor Agueda María Rodríguez Cruz señala que ya desde 1724 se pensaba adoptar las Constituciones de San Marcos, lo que se plasma en las de San Felipe de 1770. Luego en 1777 aprueba el rey que la de Chile recoja las innovaciones o reformas de la Constitución limeña de 1771. Otra vez en 1802 se ordena mantenerse en el modelo de San Marcos.

Aunque a veces San Marcos se opuso a la creación de nuevas universidades, se nota su presencia en todas las del Perú. El doctor Castilla y Zamora en Huamanga (1677); y la de San Antonio Abad del Cuzco con el Obispo Antonio de la Raya, incorporado a San Marcos (1692). Por otra parte, José Baquíjano y Carrillo tuvo encargo hacia 810 para formar Universidad en Arequipa. El mismo Baquíjano hizo gestiones a favor de la institución académica de La Habana.

Como se ve toda una irradiación sanmarquina se proyecta en América. San Marcos tenía entonces una dimensión continental. Queda muy limitada en el siglo XIX sobre todo por el gran desarrollo de las otras. Cabe, sin embargo, la esperanza de retomar algo de esta antigua presencia. Para esto tenemos que orientar todos los estudios dentro de una dimensión aunque sea andina. Nuestro proyecto en víspera del nuevo milenio debe ser de una Universidad de San Marcos Andina.



(*) Publicado en el diario El Comercio, el 10/05/1994


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domingo, julio 01, 2007

San Marcos glorioso

Por MIGUEL MATICORENA ESTRADA (*)

Con San Marcos, Lima fue en casi tres siglos la capital cultural de damérica. San Marcos fue la primera universidad de América, fundada el 12 de mayo de 1551. México, la segunda, en setiembre de 1551. La tercera es la de Santo Domingo, en 1558. Esta cronología se basa en el Derecho Indiano y fue confirmada por autores antiguos y modernos, como Einstein, Menéndez Pidal, los rectores de Roma y Viena, y Jean Sarraihl de La Sorbona. Además, el rey Fernando VI prohibió a la universidad de Santo Domingo autotitularse Primada, en 1758.

Un hecho trascendental de la época moderna es la fundación española de treinta universidades en América y Filipinas. La comunidad de naciones hispanohablantes es una página gloriosa de la historia del mundo. San Marcos comparte este milagro cultural como matriz de diez universidades o seminarios precedentes. Son proyección internacional de San Marcos Quito, Bogotá, Caracas, La Habana, Guatemala, Chile, Chuquisaca, Córdova de Argentina, Cusco y Huamanga. San Marcos adoptó el modelo de Salamanca y las antes mencionadas el de Lima.

San Marcos tiene también una vertiente andina con los quechuistas y los modernos etnohistoriadores y arqueólogos. San Marcos ha sido protagonista de hechos culminantes de la historia peruana. La primera imprenta, el primer libro sudamericano, el "Mercurio Peruano", la independencia, las guerras con España y del Pacífico, la reforma universitaria, la jornada de las ocho horas, la fundación del Club Universitario de Deportes, las grandes etapas doctrinales o culturales: Desde el humanismo y el barroco, hasta el positivismo, sindicalismo y posmodernidad.

También en medicina de altura, biología, literatura y las ciencias sociales, como la etnohitoria, estudios amazónicos y ecológicos. San Marcos ha contribuido a la formación de la nacionalidad. Ha propuesto una teoría de nación. Es la historia misma del Perú.

Con razón Bolívar la llamaba "sabia academia" y Pío XII decía que es "gloria insigne del Perú, memorable por sus esclarecidos hechos y gloriosa por su antigüedad".


(*) Publicado en el diario El Comercio, 14/05/2001


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