Cátedra Miguel Maticorena

Homenaje a la trayectoria académica de Miguel Maticorena Estrada,
Profesor Emérito de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos

jueves, agosto 24, 2006

TESTIMONIOS

Homenaje a Miguel Maticorena Estrada
Profesor Emérito de San Marcos

Don Miguel Maticorena Estrada, quien acaba de cumplir 80 de años de vida, el 5 de julio último; ha sido objeto de un justo homenaje al recibir el ilustre título de Profesor Emérito de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en un acto solemne realizado en la Capilla de Nuestra Señora de Loreto, el 22 de mayo último.

El título de Profesor Emérito, como dijo el señor Rector de la Universidad, doctor Manuel Burga Díaz, es el máximo al cual puede aspirar un docente y que es otorgado en virtud al pedido que hacen sus discípulos.

Conocí al profesor Miguel Maticorena en 1990. De él reconozco muchas virtudes entre las cuales menciono las siguientes:

En primer término, su facilidad para hacer amigos, puesto que es una persona amable, con una gran capacidad comunicativa.

En segundo lugar, el profesor Maticorena es una persona sabia, docta; es dueño de una cultura muy vasta y, a pesar de ello, posee una gran sencillez, lo que hace de él un gran maestro, puesto que los sabios son sencillos y pueden dar lecciones a sus discípulos.

Sumado a lo anterior, destaco su bonhomía; es un hombre que siempre está de buen humor y sabe tratar por igual a los jóvenes y a los mayores, tornándose en alguien casi atemporal.

De él puedo agregar lo siguiente:

Su profundo amor por la ciencia histórica y su entrañable amor por la Universidad de San Marcos y de su historia. En lo que a mí respecta, el enorme orgullo que hoy siento de ser sanmarquino, lo aprendí de él, de sus lecciones en las aulas universitarias cuando fui alumno suyo y también cuando compartí largas horas de tertulia en su casa, donde conocí a muchos compañeros de estudio y maestros de la Universidad.

En su Cátedra de Historia de San Marcos, el volcó su sabiduría y conocimiento sobre los orígenes de nuestra Casa de Estudios, defendiendo con justicia, la primacía sanmarquina en el continente americano, como también lo hicieran Luis Antonio Eguiguren y Carlos Daniel Valcárcel entre otros.

Hoy, don Miguel Maticorena es uno de los más importantes historiadores peruanos vivos y el mejor homenaje que le rendimos estará en sostener su Cátedra de Historia de San Marcos y al mismo tiempo, ofrecer nuestras mejores contribuciones para el enriquecimiento de la historiografía peruana, poniendo en alto el nombre de San Marcos, la Universidad Decana de América.

Luis Tello Vidal


Lima, 23 de agosto de 2006.

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jueves, agosto 10, 2006

Adhesión y contribución del Dr. Teodoro Hampe Martínez a la Cátedra Miguel Maticorena

Teodoro Hampe Martínez (Lima, 1960)Hemos recibido una comunicación del historiador Teodoro Hampe Martínez (Pontificia Universidad Católica del Perú), adheriéndose al homenaje que esta 'cátedra virtual', como él llama, rinde al Profesor Miguel Maticorena. A continuación reproducimos un fragmento de su misiva y seguidamente su valiosa contribución académica a la Cátedra.

"Agradezco mucho su correo de la fecha, en el cual me refiere a la valiosa e interesante información que contiene la página web o "cátedra virtual" dedicada a don Miguel Maticorena Estrada. Puedo decir que yo conozco y admiro las cualidades académicas y personales del Profesor Maticorena desde los años 1979/80, cuando yo era estudiante de Historia en la PUCP y comenzaba a frecuentar la antigua Biblioteca Nacional y el diario «El Comercio» de Lima. Por entonces el maestro tenía a su cargo una página periodística sobre el centenario de la Guerra del Pacífico.

Por otra parte, me animo a enviarle el texto de un artículo mío titulado «De cronistas, rebeliones y polémicas: Marcel Bataillon frente a la conquista del Perú». En este trabajo se contiene, a manera de apéndice, una relación glosada de las cartas que intercambió el Profesor Maticorena con el gran hispanista francés Marcel Bataillon. Mi trabajo ha sido publicado en dos lugares: ... En: Revista del Archivo General de la Nación, Lima, n° 19, 1999, p. 151-169
".

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De cronistas, rebeliones y polémicas:
Marcel Bataillon frente a la conquista del Perú

Por Teodoro HAMPE MARTÍNEZ
(Pontificia Universidad Católica del Perú)


Rigor, cultura y elegancia se dieron siempre la mano en la obra y en la vida de Marcel Bataillon, el gran maestro del hispanismo. Sabía él —afirma el filólogo y académico Luis Jaime Cisneros— que el lenguaje era la coyuntura en la que confluían la vida mental y la vida cultural del hombre y se propuso, por ello, una empeñosa lectura de los textos./1/ El nombre del Perú asomó varias veces en el marco de su inquietud inteligente, fomentando lúcidos testimonios de su interés por el trasfondo espiritual de la temprana colonización española de América y sus fuentes. Así enriqueció la historiografía relativa a la conquista del Perú con estudios sobre los cronistas del descubrimiento y las guerras civiles, con análisis sobre la rebelión de Gonzalo Pizarro y con aportes a eruditas polémicas sobre autores e ideologías quinientistas.

En opinión de Guillermo Lohmann Villena, una de las dimensiones más sugestivas dentro de la trayectoria ejemplarmente laboriosa de Bataillon fue su inquietud por revelar las esencias del alma y del pasado peruanos, a la par que sus manifestaciones creativas. De esto ha quedado constancia en casi medio centenar de títulos, distribuidos entre artículos en revistas especializadas, resúmenes de cursos en el Collège de France, prólogos y recensiones de libros. Todos sus trabajos de índole peruanista significan "aportaciones magistrales de quien domina la metodología, maneja con soltura el material informativo y conoce al dedillo la idiosincrasia de los personajes y su coyuntura histórica", según comenta el referido investigador./2/ Por este cúmulo de virtudes, y por la solvencia con que cuestionó de raíz testimonios e informaciones que se tenían hasta entonces como elementos consagrados, le corresponde a Marcel Bataillon un lugar de privilegio en el elenco de los peruanistas modernos.

LA DIMENSIÓN PERUANISTA EN LA OBRA DE BATAILLON

No viene al caso referir aquí los méritos y la extensa bibliografía de aquel a quien Fernand Braudel (y después Georges Duby también) llamaba "el príncipe de los hispanistas". Todos conocen la valía de sus estudios sobre la repercusión de Erasmo en España, la novela picaresca, los clásicos del Siglo de Oro y otros temas afines, que marcan una época en la historia de la espiritualidad y de la literatura hispánicas. Sin abandonar jamás esta dedicación primordial, empero, durante los últimos treinta años de su vida Marcel Bataillon se ocupó crecientemente de problemas de mentalidades, fuentes históricas y formación social en la América española, incluyendo desde luego el virreinato del Perú.

Con singular maestría, analizó y renovó los temas de la idea asiática colombina, el profetismo del P. Las Casas, la utopía de Vasco de Quiroga, el milenarismo de fray Francisco de la Cruz... Fino, riguroso, perspicaz en el manejo de los documentos y de las narraciones literarias, la obra de Bataillon trasunta un diálogo sin fin entre texto y contexto, entre hecho y enjuiciamiento. De aquí se comprende la permanente vigencia de sus contribuciones, señaladoras de hitos en la labor investigadora del coloniaje peruano (y de la temprana Edad Moderna en general). Postulamos, más aún, que Bataillon representa el precusor de los estudios de historia de las mentalidades para Hispanoamérica colonial.

No hay que olvidar que el profesor del Collège de France, si bien formado principalmente en las lenguas y las letras del ámbito ibérico, asistió en París a la renovación de la tarea historiográfica propulsada desde 1929 por la escuela de los Annales. Junto con Marc Bloch, Lucien Febvre y otros colegas participó en la corriente innovadora de los estudios del pasado, buscando rescatar la trascendencia de la psicología colectiva y de las ideas, actitudes y comportamientos reveladores del núcleo más íntimo del alma humana./3/ Premunido del correspondiente instrumentario teórico y metodológico, y de su inmejorable conocimiento sobre el siglo XVI español, fue que Bataillon se aplicó a desentrañar el mundo espiritual de la colonización hispánica del Nuevo Mundo.

La dimensión americanista aparece nítidamente en el horizonte intelectual de Bataillon desde 1948, año en el que dedicó las vacaciones de verano a realizar su primera visita a las tierras de ese continente. Fue en dicha oportunidad cuando recibió en Lima la investidura de catedrático honorario de la Facultad de Letras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en virtud de resolución despachada el 24 de agosto de 1948 y firmada por el rector, Luis Alberto Sánchez. De aquella primera visita expresa sus impresiones el maestro en un ensayo acerca de la supervivencia de las fiestas de moros y cristianos en Hispanoamérica; contribución en la cual se refiere a algunas personas que lo acogieron en Lima, como Alberto Tauro, de la Biblioteca Nacional, Luis E. Valcárcel, del Museo Nacional de la Cultura Peruana, y Robert Bazin, de la Embajada de Francia./4/

Después regresó Bataillon a la capital peruana en agosto de 1951, invitado para tomar parte en el I Congreso Internacional de Peruanistas, y hablando en la ceremonia de clausura a nombre de los ponentes extranjeros, se declaró modestamente un "aprendiz de peruanista". Había asumido este papel de manera tan sincera, por cierto, que el 29 de mayo de dicho año pronunció un discurso solemne en las aulas de la Sorbona, en conmemoración del cuarto centenario de la Universidad de San Marcos. Ahí reflexionó sobre las inquietudes espirituales de la naciente sociedad criolla, enfocó un curioso memorial del licenciado López Medel en torno al mejor sistema educativo para las Indias y refrendó por último —con su autoridad internacionalmente respetada— la posición de San Marcos como "la decana de las universidades del Nuevo Mundo"./5/

Entre los discípulos más cercanos del académico francés, es Jacques Lafaye quien se ha preocupado de examinar la evolución y el peso específico de sus contribuciones americanistas. De hecho, Bataillon captó en el complejo de ideas relativas al "orbe" recién descubierto una ambigüedad fundamental. Y se abocó a analizar esta ambigüedad desde una perspectiva que podemos llamar fenomenológica, tratando de desvelar el halo de profetismo bíblico que se escondía en el maridaje de rasgos medievales y modernos, de ciencia humana y de presciencia divina./6/

A tales aspectos consagró Marcel Bataillon buena parte de sus cursos —o, mejor dicho, seminarios especializados— en el Collège de France, prestigiosa institución a la que había entrado en 1945 para desempeñar la cátedra de Lenguas y literaturas de la Península ibérica y América latina. A partir del ciclo académico de 1949/1950, como repercusión virtualmente inmediata de sus primeras andanzas por tierras americanas, incorporó el maestro a su programa una diversidad de temas relacionados con la colonización del Nuevo Mundo: el espíritu de los evangelizadores de México, el humanismo de Las Casas, los orígenes intelectuales y religiosos del sentimiento americano, la obra del P. José de Acosta, etc./7/ Nos interesan aquí particularmente las materias que dictó en los años 1953 a 1962, pues forman una secuencia de investigación que abarca desde el sentido general de la crónica de Gómara hasta calas minuciosas sobre fuentes y episodios de las guerras civiles del Perú.

La relación exacta de los cursos brindados por Marcel Bataillon en dicho período es la siguiente:

1953/54 -- Fuentes e influencia de la Historia general de las Indias de López de Gómara
1954/55 -- El papel de Gómara en la historiografía de los países americanos de la cuenca del Pacífico
1955/56 -- La influencia de Gómara en la historiografía de la conquista del Perú
1956/57 -- Gómara y la historiografía de la conquista del Perú (primeras guerras civiles)
1957/58 -- Los precursores de la historiografía garcilasiana del Perú
1958/59 -- Historiografía pregarcilasiana del Perú (segunda parte)
1959/60 -- Historiografía de la guerra civil peruana de 1544-1548: Rodrigo Lozano y Gutiérrez de Santa Clara
1960/61 -- Gutiérrez de Santa Clara, seudocronista
1961/62 -- Los colonos del Perú contra Carlos V: análisis del movimiento pizarrista (1544-1548).

Mucho hizo nuestro autor por precisar los criterios historiográficos y las fuentes de información de los cronistas del siglo XVI, abriendo así el camino para reestudiar algunos de los informantes más tempranos sobre el mundo andino. Por ejemplo, aportó nuevos elementos de juicio respecto a la Historia del descubrimiento y conquista del Perú de Agustín de Zárate, haciendo notar que en la segunda edición española (Sevilla, 1577) se habían suprimido tres capítulos que trataban de la vida ritual y la cosmovisión religiosa de los incas. Era ciertamente un problema interesante, porque la omisión de tales capítulos generaba un vacío de lectura en todas las ediciones posteriores de la obra, y además porque la supresión había sido forzada por los ministros de la corte de Felipe II, quienes anhelaban fijar un estereotipo sobre la imagen europea de los pueblos de ultramar./8/

No fue inquietud específica de Bataillon ocuparse del testimonio de los cronistas acerca de los incas y demás comunidades amerindias. Pero llamó la atención sobre otro caso importante, el de Pedro Gutiérrez de Santa Clara, y al estudiar los datos de su biografía y el contenido de sus Quinquenarios de las guerras civiles del Perú advirtió que su carácter de "historiador verdadero" era básicamente discutible. A partir de una crítica interna del texto, y tomando en cuenta la inexistencia de documento alguno que atestiguara la presencia del autor en el Perú durante la rebelión pizarrista, concluyó que dicha obra representaba un ingenioso éxito de historiografía imaginativa. "Falso cronista" y fabricante de "supercherías literarias" son los epítetos que crudamente le endilga a Gutiérrez de Santa Clara./9/

Por otra parte, recordemos que Marcel Bataillon puso de relieve cómo el erasmismo impulsó en la Península ibérica una auténtica revolución religiosa y se proyectó enseguida, con fuerza, a los dominios allende el océano. "Del erasmismo español se derivó hacia América una corriente animada por la esperanza de fundar, con la gente nueva de tierras nuevamente descubiertas, una renovada cristiandad", reza una de sus ideas nucleares./10/ En el ensayo titulado Erasmo y el Nuevo Mundo (1950) se ocupó el maestro de valorar la afición a las lecturas erasmianas que tenían muchos de los primeros evangelizadores y colonizadores de las Indias.

Recientes hallazgos en inventarios de bibliotecas particulares del Perú corroboran, en efecto, la impresión de que el humanista de Rotterdam era uno de los autores favoritos entre la gente conquistadora de la primera hornada. Obras de Erasmo tan comprometidas como el Enchiridion o "manual del caballero cristiano" figuran en las colecciones de libros de por lo menos cuatro de los compañeros de Pizarro: el obispo fray Vicente de Valverde (1542), el soldado Diego de Narváez (1545), el tesorero Alonso Riquelme (1548) y el vecino encomendero Francisco de Isásaga (1576)./11/ Será pues verdad —tal como insinuaba Bataillon— que los primeros colonos hallaban un buen alimento espiritual en las lecturas morales y religiosas y preferían a Erasmo porque "daba una nota de piedad ilustrada y libre, grata a aquellos hombres desgarrados de su ambiente nativo"./12/ Esto ocurrió al menos durante la etapa del llamado erasmismo discreto, ya que después de 1559 la mayor parte de los tratados doctrinales del Rotterodamo entraron en el Indice y comenzaron a formar parte de la literatura prohibida.

No hemos de olvidar, por último, la certera interpretación de Bataillon en torno al caso inquisitorial de fray Francisco de la Cruz, el dominico que fue quemado públicamente en la hoguera en 1578. Su afirmación de que se trataba de "la víctima más ilustre de la Inquisición limeña" se encuentra plenamente ratificada por la multiplicidad de estudios que en los últimos años han sido dedicados al fraile carrancista y su herejía subversiva./13/ En esa formidable "utopía criolla" observó además nuestro autor el fenómeno de la tropicalización de los clérigos, personajes que en Hispanoamérica —al estímulo de la relajación de costumbres reinante— habrían sido llevados a romper la disciplina eclesiástica con inusitada frecuencia. Punto clave de donde arrancan las modernas disquisiciones sobre el rol desempeñado por el clero conventual en la formación de un protonacionalismo (o patriotismo) criollo./14/

En definitiva, Marcel Bataillon se nos presenta no sólo como el ilustre hispanista universalmente reconocido, sino también como un abanderado de las investigaciones sobre mentalidades y cultura libresca en el Nuevo Mundo. Los propios cargos que le tocó ejercer confirman esta dimensión americanista de su persona, pues fue presidente de la Sociedad de Americanistas de París (electo en 1958) y miembro correspondiente u honorario de diversas instituciones académicas radicadas en Lima, Santiago de Chile, Bahía, Córdoba del Tucumán y Montevideo. Su aporte sirvió para roturar el camino hacia muchos aspectos novedosos de la realidad indiana en el siglo XVI, y varios de sus discípulos, notables investigadores de la esfera peruanista y americanista, han continuado creativamente su obra.

LA CORRESPONDENCIA DE BATAILLON CON MIGUEL MATICORENA

El académico peruano Miguel Maticorena Estrada, antiguo director de la Escuela de Historia en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y profesor honorario de la Pontificia Universidad Católica del Perú, ha tenido la gentileza de poner a nuestra disposición un conjunto de treinta cartas originales de Marcel Bataillon. Son comunicaciones fechadas entre los años 1958 y 1971 y dirigidas todas al profesor Maticorena, quien por ese tiempo se hallaba en España como investigador asociado del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y era ampliamente reputado en la comunidad americanista como uno de los mejores conocedores del Archivo General de Indias, de Sevilla./15/ Este conjunto de despachos, redactados íntegramente de la pluma de Bataillon, con su nítida letra bastarda, ofrecen un riquísimo filón de informaciones sobre las inquietudes intelectuales, los avances de trabajo y los sentimientos personales del académico francés. La mayor parte de las treinta cartas están fechadas en París: 11 en el Collège de France (donde Bataillon ocupaba el puesto de administrador) y 14 en su domicilio particular de la rue de l’abbé de l’Epée, en el quinto arrondissement o distrito. Las otras cinco cartas fueron despachadas desde Madrid (2), El Escorial (2) y Bressanone, en el norte de Italia (1).

Se deja entender que Maticorena entró en vinculación con el administrador del Collège por intermedio de algunas amistades comunes, tales como Manuel Giménez Fernández y José de la Peña y Cámara, de Sevilla, y la profesora limeña Ella Dunbar Temple, de la Universidad de San Marcos./16/ Gracias a la sostenida contribución de noticias y documentos que le ofrecían estos colegas, Bataillon se sentía estimulado a continuar en sus labores de "americanista y peruanista novel" (como se reconoce a sí mismo en carta del 25 de marzo de 1958), a pesar del limitado tiempo que le dejaban sus responsabilidades oficinescas. En la correspondencia que enfocamos figuran, por cierto, algunos comentarios suyos a los temas de investigación que desarrollaba Maticorena: las circunstancias de la muerte de Cieza de León en Sevilla, el presunto contrato de Pizarro, Almagro y Luque para la conquista del Perú, o una pista novedosa sobre la redacción de La Florida del Inca Garcilaso, por ejemplo.

También se encuentran jugosas referencias a los proyectos de investigación filológica e histórica del propio Bataillon. En cartas de 1962 y 1971 deja apreciar el lento pero constante ritmo con que recopilaba notas para componer una segunda edición aumentada (en francés) de su clásica tesis, Érasme et l’Espagne, que sin embargo no llegó a ser publicada antes de su fallecimiento. Otras comunicaciones revelan su interés por los Discursos medicinales del licenciado Juan Méndez Nieto, obra que concebía a medio camino entre la ficción y la historia;/17/ y se manifiesta además su inquietud por las relaciones personales de Francisco Duarte (el Viejo), funcionario de la Casa de la Contratación de Sevilla, con el poeta andaluz Gutierre de Cetina./18/

Esa preocupación por el hermanamiento entre filología e historia de la cultura, entre texto y contexto, entre las creaciones literarias y los documentos de archivo, es una característica que recorre todas las contribuciones del erudito hispanista. No sorprende por ello que muchas de las cartas remitidas a Maticorena posean como tema central la adquisición de copias de manuscritos originales del Archivo General de Indias, y especialmente de aquellos relacionados con la gran rebelión pizarrista. Marcel Bataillon se regocijaba sinceramente con la lectura de las sentencias y autos judiciales correspondientes al oidor Vázquez de Cepeda, la "eminencia gris" del movimiento, y los demás cabecillas de la revuelta perulera. Hay repetidas indicaciones de que tenía a la mano, además, una copia en microfilme del fondo de cartas y papeles de Pizarro y La Gasca que se guarda en la Huntington Library, de San Marino (California)./19/

Se muestra asimismo la particular devoción que el maestro desarrolló por la Relación de las cosas del Perú, crónica que atribuyó con firme resolución (aunque sin suficiente fundamento) al conquistador Rodrigo Lozano, vecino de Trujillo. En opinión de Bataillon, era imperioso realizar una edición crítica de dicho texto, depurándolo de errores y cotejando las versiones manuscritas existentes en París, Madrid y Sevilla./20/ Como pasaron varios años sin que Maticorena se animara a emprender esta tarea, la posta fue trasladada a uno de los discípulos franceses del gran hispanista, Paul Roche (hoy catedrático jubilado de la Universidad de Nantes), quien terminó interesándose tanto por la presunta crónica de Lozano como por la biografía de Agustín de Zárate./21/

Y es que Zárate, el eficiente contador de origen vallisoletano, debió de ser el principal beneficiario de la tarea informativa de Rodrigo Lozano, conforme se desprende de una explícita referencia que hace en la introducción a su Historia del descubrimiento y conquista del Perú. De ahí la inquietud con que el profesor Bataillon se lanzó a la búsqueda de noticias biográficas sobre Zárate, principalmente durante el lapso entre su salida del Perú y la primera edición de su crónica (esto es, de 1545 a 1555). También se interesó, por añadidura, en el itinerario vital del licenciado Polo de Ondegardo, sobrino carnal de Zárate y gran conocedor de las costumbres indígenas de los Andes./22/ En el fondo epistolar que comentamos se hallan referencias a cartas de Ondegardo para Gonzalo Pizarro, procedentes de la colección Huntington; a mensajes de Zárate para el cardenal Granvela, conservados en la Biblioteca de Palacio de Madrid; y a la correspondencia intercambiada por los humanistas Páez de Castro y Zurita, que eran amigos del ilustrado contador.

Además del cúmulo de noticias sobre documentos y ocupaciones propias de la tarea científica, estas misivas cursadas a Miguel Maticorena ilustran proficuamente acerca del trasfondo espiritual y las relaciones personales de Bataillon. No es desconocida por cierto la admiración que profesaba hacia el historiador y dirigente republicano español Manuel Giménez Fernández, catedrático de la Universidad de Sevilla, cuya muerte lloró sentidamente en carta del 29 de febrero de 1968. Posee un tono tan desgarrador, que merece que la citemos in extenso:

«Don Manuel era un cristiano de verdad, dispuesto a conformarse con todas las soluciones posibles de la salida de esta vida. Para los que le hemos querido y admirado, tal vez sea más consolador el desenlace rápido —habiendo llegado el organismo a tales extremos— que el verle arrastrar una vida puramente vegetativa, después de haber sido fuerza viva (en la acepción más fuerte de la frase). Pero, ¡qué pena pensar que se acabó para nosotros, como no sea en el recuerdo, tanta exigencia moral ejemplar, tanta capacidad de trabajo! Ojalá queden sus materiales de trabajo —fuera del imponente fichero que yo admiraba— en condición de ser utilizados por quien complete el magnum opus lascasiano

Otros personajes de la capital andaluza transitan igualmente por los renglones de la correspondencia, como por ejemplo Ramón Carande (cuya "juventud corporal y espiritual", a los ochenta y tantos años de edad, es objeto de alabanza) y el serio investigador Antonio Domínguez Ortiz, a quien Bataillon empezó a tratar a finales de los años 1960. Después, el maestro no ocultará su congoja al tomar conocimiento de la enfermedad fatal de otro distinguido colega, Antonio Rodríguez Moñino, el crítico literario de origen extremeño. La escalada de noticias sobre su afección a la vesícula y su trance de agonía llevarán a sacar de sus casillas al normalmente cauto profesor:

«Es un desbarajuste tremendo el que sigan viviendo inútilmente unos ancianos que ya tienen poco o nada que decir y se encuentren paralizados por la enfermedad o en peligro de muerte hombres del temple de Moñino, con tantos trabajos en preparación...»

decía en carta del 6 de abril de 1970. Pocas semanas más tarde llegaba el desenlace que tanto se temía, inmensa pérdida para la comunidad académica de hispanistas y "para los amigos todos de aquel hombre excepcional [Rodríguez Moñino], que no valía menos por el corazón y el carácter que por la inteligencia" (carta del 13 de julio de 1970).

No obstante su cercanía amistosa y su afinidad de ideales políticos con muchos intelectuales españoles (de tinte liberal) de aquella época, Bataillon confesaba tener un conocimiento directo de sólo unas pocas regiones de la Península ibérica. "Suelo decir que soy el hispanista que ha hecho menos turismo en la Península", manifiesta en carta del 16 de agosto de 1971. Este año justamente se alegraba de pasar una experiencia excepcional, gozando varias semanas de veraneo en las estribaciones de la sierra de Guadarrama, cerca de buenos amigos como Rafael Lapesa y José Antonio Maravall; y se regocijaba además con la perspectiva de hacer una excursión turística por la provincia de Badajoz y sus alrededores. Sería la primera oportunidad en que visitaría las tierras extremeñas, apenas seis años antes de su muerte.

Por otra parte, la correspondencia es pródiga en informaciones acerca del entorno propiamente peruanista del maestro. Entre los discípulos franceses, se encuentra particularmente destacado el etnohistoriador Pierre Duviols (hoy profesor emérito de la Universidad de Aix-en-Provence), a quien califica sin ambages como "nuestro mejor peruanista de la joven generación". Respecto a los historiadores peruanos, se halla por ejemplo mencionado el P. Rubén Vargas Ugarte, que estuvo una vez de visita en París (1962), y aparecen sobre todo los jóvenes intelectuales que formaban el círculo de herederos de Raúl Porras Barrenechea: en primer lugar José Durand, el ilustre garcilasista, y después Félix Alvarez Brun, Pablo Macera, Carlos Araníbar...

Bataillon estuvo firmemente interesado en el proyecto de editar un volumen recopilatorio de sus estudios de temas peruanos, idea que le fuera planteada originalmente en Lima, en 1970, con ocasión de su estadía para XXXIX Congreso Internacional de Americanistas. El asunto quedó encallado pocos meses más tarde, sin embargo, al producirse la salida de Carlos Araníbar del servicio de publicaciones de la Universidad de San Marcos. Ha debido transcurrir un cuarto de siglo para que el proyecto pueda finalmente hacerse realidad, gracias al empeño de los dirigentes de la Facultad de Ciencias Sociales sanmarquina, que procuraban rendir un homenaje imperecedero a su catedrático honorario en el primer centenario de su nacimiento. En 1995 se puso en circulación el volumen titulado La Colonia: ensayos peruanistas, de Marcel Bataillon, que contiene una selección de doce artículos en torno a la estela de influencia lascasiana, el movimiento de Gonzalo Pizarro, las crónicas de las guerras civiles y otros temas de la historia colonial del Perú; contribuciones que vieron inicialmente la luz en actas de congresos, libros de homenaje y diversas revistas académicas de América y Europa, entre 1949 y 1964./23/

Verdadero artífice de ese volumen recopilatorio, así como de las ceremonias de homenaje peruano, ha sido el profesor Miguel Maticorena Estrada. Su intercambio epistolar con el "príncipe de los hispanistas" deja notar la gran estima intelectual y el aprecio casi filial que le guardaba Bataillon. Con sentido premonitorio redactaba éste en las últimas líneas de la correspondencia: "Excuso decirle más detalladamente mi seguridad de que le conviene a usted quedarse en Lima y de que la Universidad de San Marcos hará en usted, con su copiosa experiencia, una buena adquisición" (carta del 18 de agosto de 1971). Así era estimulado Maticorena a proseguir su carrera académica en su patria, luego de una larga y fructífera residencia en España.



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En el apéndice del trabajo ofrecemos un catálogo de las cartas dirigidas por el profesor Bataillon a Miguel Maticorena, con breves resúmenes del contenido de cada una de ellas. Los que conocen la trayectoria intelectual del autor sabrán distinguir en esas comunicaciones muchos nervios de su labor investigadora, y los que gozaron el privilegio de tratarle personalmente reconocerán algunos de los rasgos más notables de su carácter, como su generosidad, su nobleza, su hombría de bien. Por lo mucho que benefició nuestros conocimientos sobre la formación social e ideológica del virreinato, es inmensa la gratitud que debe el Perú a este maestro: hispanista, americanista y peruanista de marca mayor./24/



N O T A S

/1/ Mensaje de adhesión de Luis Jaime CISNEROS, director de la Academia Peruana de la Lengua, al coloquio "Marcel Bataillon y el Perú", realizado en la Alianza Francesa de Miraflores (Lima) el 28 de junio de 1995 (cf. Boletín de la Academia Peruana de la Lengua, 25 [Lima, 1995], p. 175).

/2/ Guillermo LOHMANN VILLENA, "Marcel Bataillon y las guerras civiles del Perú", en Marcel Bataillon y el Perú. Homenaje en el centenario de su nacimiento (Lima: Edit. Logos, 1995), p. 27-41; cita de la p. 30.

/3/ Cf. Peter BURKE, The French historical revolution. The «Annales» school (Stanford, CA: Stanford University Press, 1991), y Stuart CLARK, "French historians and early modern popular culture", en Past and Present, 100 (Oxford, 1983), p. 62-99.

/4/ Marcel BATAILLON, "Por un inventario de las fiestas de moros y cristianos: otro toque de atención", en Mar del Sur, 8 (Lima, nov.-dic. 1949), p. 1-8.

/5/ BATAILLON, "Une université du Nouveau Monde: San Marcos de Lima", en Annales E.S.C., 7 (Paris, 1952), p. 337-343. Ha sido traducido al castellano en el opúsculo Marcel Bataillon y el Perú (cit.), p. 5-14.

/6/ Jacques LAFAYE, "L’itinéraire intellectuel de Marcel Bataillon: du sens littéral à la métahistoire", en Les cultures ibériques en devenir. Essais publiés en hommage à la mémoire de Marcel Bataillon (Paris: Fondation Singer-Polignac, 1979), p. 59-120; véase especialmente las p. 88-90.

/7/ Hay resúmenes de dichos cursos publicados en los tomos correspondientes del Annuaire du Collège de France. Debe tenerse en cuenta, sin embargo, que al margen de sus indagaciones americanistas Bataillon no dejó de ofrecer seminarios especializados sobre temas de la literatura y civilización del Siglo de Oro: Cervantes, el doctor Laguna, las novelas picarescas, La Celestina, La Pícara Justina, etc.

/8/ BATAILLON, "Zárate ou Lozano? Pages retrouvées sur la religion péruvienne", en Caravelle, 1 (Toulouse, 1963), p. 11-28. Véase también Franklin PEASE G.Y., "La «Historia» de Agustín de Zárate", estudio preliminar a la ed. crítica de Historia del descubrimiento y conquista del Perú (Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú, Fondo Editorial, 1995), p. xi-xlix.

/9/ Cf. BATAILLON, "Gutiérrez de Santa Clara, escritor mexicano", en Nueva Revista de Filología Hispánica, 15 (México, DF, 1961), p. 405-440, y "Gutiérrez de Santa Clara, pseudo-chroniqueur", en Annuaire du Collège de France, 61 (Paris, 1961), p. 395-399.

/10/ BATAILLON, Erasmo y España. Estudios sobre la historia espiritual del siglo XVI, tr. de Antonio Alatorre (México, DF: Fondo de Cultura Económica, 1950), II, p. 443.

/11/ Las colecciones de libros de Valverde, Narváez y Riquelme se hallan estudiadas en Teodoro HAMPE MARTÍNEZ, Bibliotecas privadas en el mundo colonial. La difusión de libros e ideas en el virreinato del Perú, siglos XVI-XVII (Frankfurt am Main: Vervuert, 1996), caps. 4, 12 y 13, respectivamente. En cuanto a la biblioteca de Isásaga, cf. Pedro GUIBOVICH PÉREZ, "Las lecturas de Francisco de Isásaga", en Histórica, 10 (Lima, 1986), p. 191-212, especialmente en la p. 200, n. 10.

/12/ BATAILLON, Erasmo y España (cit.), II, p. 435.

/13/ BATAILLON, "La herejía de fray Francisco de la Cruz y la reacción antilascasiana", en sus Études sur Bartolomé de las Casas (Paris: Institut d’Études Hispaniques, 1965), p. 309-324. Entre las contribuciones recientes, son dignos de mención los trabajos de Vidal ABRIL CASTELLÓ, Francisco de la Cruz — Inquisición (actas). Anatomía y biopsia del Dios y del Derecho judeo-cristiano-musulmán de la conquista de América (Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1992), vol. 1, y Jean-Pierre TARDIEU, Le nouveau David et la réforme du Pérou. L’affaire María Pizarro-Francisco de la Cruz, 1571-1596 (Bordeaux: Maison des Pays Ibériques, 1992).

/14/ Cf. Bernard LAVALLÉ, Las promesas ambiguas. Ensayos sobre el criollismo colonial en los Andes (Lima: Instituto Riva-Agüero, 1993), especialmente en la p. 163 y ss.

/15/ Estas cartas han sido recientemente publicadas, en edición facsimilar, por Abdón YARANGA VALDERRAMA: Cartas de Marcel Bataillon a Miguel Maticorena, 1958-1971 (Vincennes/Saint-Denis: Université de Paris VIII, 1998); cuaderno de 43 hojas.

/16/ Ella Dunbar TEMPLE recordaba precisamente en 1995: "Comunes afanes de investigación nos vincularon y forjaron una larga amistad, iniciada desde mi primera estancia en Francia y mantenida después —a través de una ininterrumpida relación epistolar— por el propio Bataillon con el envío de todos sus trabajos de investigación y hallazgos documentales, acompañados de epístolas colmadas de sus eruditos comentarios" (nota de homenaje, por el centenario del nacimiento de Marcel Bataillon, a nombre de la Sociedad Peruana de Historia).

/17/ Cf. BATAILLON, "Riesgo y ventura del licenciado Juan Méndez Nieto", en Hispanic Review, 37 (Philadelphia, PA, 1969), p. 23-60.

/18/ BATAILLON, "Gutierre de Cetina en Italia", en Studia in honorem Rafael Lapesa (Madrid: Gredos, 1972), I, p. 153-172. Véase también el artículo de Manuel MORENO ALONSO, "Bataillon y Sevilla", en El Correo de Andalucía, Sevilla, 10 de julio de 1998, p. 45.

/19/ Los papeles de la colección Huntington se encuentran publicados en Juan PÉREZ DE TUDELA BUESO, ed., Documentos relativos a don Pedro de la Gasca y a Gonzalo Pizarro (Madrid: Real Academia de la Historia, 1964), 2 vols.

/20/ BATAILLON, "Un chroniqueur péruvien retrouvé: Rodrigo Lozano", en Cahiers de l’Institut des Hautes Études de l’Amérique latine, 2 (Paris, 1961), p. 5-25.

/21/ Cf. Paul ROCHE, Agustín de Zárate, témoin et acteur de la rébellion pizarriste (Nantes: Université de Nantes, Département d’Études Hispaniques, 1985).

/22/ Siguiendo en cierta manera la ruta trazada por Bataillon, hemos estudiado personalmente la vida de ambos cronistas en estos dos trabajos: "Apuntes para una biografía del licenciado Polo de Ondegardo", en Revista Histórica, 35 (Lima, 1985/86), p. 81-115, y "Agustín de Zárate, contador y cronista indiano: estudio biográfico", en Mélanges de la Casa de Velázquez, 27 (Madrid, 1991), II, p. 129-154.

/23/ Cf. HAMPE MARTÍNEZ, "Marcel Bataillon y el Perú", El Comercio, Lima, 1 de abril de 1996, p. A3 (reprod. en Testimonios del Perú y del mundo: artículos de historia, notas de lectura, crónicas de viaje [Montilla: Bibliofilia Montillana, 1998], p. 70-73).

/24/ Véase el prólogo de Mercedes LÓPEZ-BARALT, "Marcel Bataillon, historiador de la Colonia", en la novísima recopilación de sus ensayos, La América colonial en su historia y literatura, edición crítica de William Mejías López (Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú, Fondo Editorial, 1998), I, p. xix y ss.




A P É N D I C E

CARTAS DE MARCEL BATAILLON A MIGUEL MATICORENA
(1958-1971)


1.
París (Collège de France), 25 de marzo de 1958.

Comenta el artículo de Maticorena sobre Cieza de León y su muerte en Sevilla, haciendo particular énfasis en las relaciones personales de este cronista con Las Casas y en su presunta parentela judaica (conversos). Manda saludos para Manuel Giménez Fernández y José de la Peña y Cámara.

2.
París (Collège de France), 18 de abril de 1958.

Le pide a Maticorena conseguir en el Archivo de Indias la reproducción microfílmica de dos documentos: 1) una carta de Fr. Francisco de Vitoria, OFM, datada en Lima, 1553, y 2) un memorial para los prelados peruanos del Lic. Lope García de Castro, de 1567. Encomienda recuerdos para Manuel Giménez Fernández y José de la Peña y Cámara.


3.
París (Collège de France), 4 de mayo de 1958.

Agradece el envío de los microfilmes de documentos pedidos en la carta anterior, señalando cómo le han permitido apreciar con claridad el proceso tardío de surgimiento del mito de "abandono del Perú" en el siglo XVI. Le pide a Maticorena no ocuparse en brindar mayores informaciones sobre el franciscano Francisco de Vitoria.


4.
París (Collège de France), 7 de abril de 1962.

Manifiesta alegría por haber retomado el contacto con Maticorena y sus trabajos de investigación de común interés. Brinda aclaraciones detalladas sobre la Relación presuntamente escrita por Rodrigo Lozano y le propone a Maticorena realizar una edición crítica del texto, a base de todos los manuscritos conocidos. Sugiere que el destinatario de la Relación debió de ser Agustín de Zárate, y añade que la vinculación entre Zárate y Gómara está aún por demostrarse. Le pide a Maticorena que suministre informaciones sobre la vida de Zárate después de su salida del Perú, animándolo seriamente a escribir una biografía sumaria de este cronista y otra de su sobrino Polo de Ondegardo. Promete enviar fotocopias de dos cartas de Ondegardo a Gonzalo Pizarro y contribuye con extractos de cartas dirigidas a Pizarro por el tesorero Riquelme y el secretario Avendaño; documentos todos que proceden del fondo Huntington de San Marino (California).

Refiere haber recibido un libro gracias a Félix Alvarez Brun. Promete enviar un artículo suyo sobre Gutiérrez de Santa Clara.


5.
París (Collège de France), 28 de abril de 1962.

Agradece el envío de la copia del proceso judicial contra Agustín de Zárate y muestra interés por consultar la documentación sobre la revuelta pizarrista guardada en Madrid, en la Biblioteca de Palacio y la Real Academia de la Historia. Expresa inquietud por publicar una edición crítica de la Relación atribuida a Lozano, con la colaboración de Maticorena. Pide encargar en el Archivo de Indias una copia a máquina del interrogatorio de las probanzas hechas en el Perú en el juicio de residencia del oidor Cepeda. Pregunta acerca de los procesos y sentencias de pizarristas después de la batalla de Jaquijahuana que quedan en el Archivo.

Muestra deseos de reunirse personalmente con Maticorena. Le envía por correo aparte algunas separatas de trabajos suyos sobre temas peruanos y lascasianos. Hace referencias a entrevistas sostenidas con Pablo Macera y José Durand.


6.
París (Collège de France), 7 de mayo de 1962.

Encarga sacar una copia de la confesión del Lic. Cepeda en su residencia, documento que considera como el más instructivo para enjuiciar el papel político del oidor. Refiere detalles de los manuscritos de la presunta Relación de Lozano guardados en París y Sevilla. Se explaya sobre su dedicación profesional en el Collège de France, donde ha desempeñado por tres trienios consecutivos el puesto de administrador. Lamenta su falta de tiempo para preparar una reedición aumentada de Erasmo y España.


7.
París (Collège de France), 17 de mayo de 1962.

Envía fotocopias de las dos cartas de Polo de Ondegardo a Gonzalo Pizarro, brindando aclaración de algunos trozos que se leen mal.


8.
París (Collège de France), 9 de junio de 1962.

Envía por correo separado fotocopia del manuscrito parisino de la Relación atribuida a Lozano. Propone sugerencias para la edición del fondo documental de Huntington: debería ser tarea para un seminario de jóvenes historiadores peruanos. Agradece el envío de un extracto del proceso de Baltasar de Cepeda (sobrino del oidor). Señala haber remitido una carta al P. José López de Toro para decidir la fecha de su viaje a Madrid.

Refiere haber tenido una entrevista con el P. Rubén Vargas Ugarte en París. Agradece a Maticorena indicaciones sobre documentos y publicaciones de Granada y Valladolid.


9.
París (Collège de France), 26 de noviembre de 1962.

Buscando retomar el contacto con Maticorena, vuelve a inquirir sobre las copias de documentos del proceso al Lic. Cepeda que deseaba obtener en el Archivo de Indias. "Sigo deseando copia de los documentos cuyo interés me indicó. No me corre prisa, pues este año no doy curso de historiografía peruana. Pero me importa mucho completar mi fichero del movimiento pizarrista".


10.
París (Collège de France), 21 de diciembre de 1962.

Agradece el envío de una copia a máquina del interrogatorio y la confesión del oidor Cepeda en su juicio de residencia, aunque lamenta la abundancia de erratas en la copia. "Se trata de documentos que permiten, si no hacer luz definitiva sobre puntos litigiosos, por lo menos entender el enfoque oficial del movimiento pizarrista y su reflejo en la historiografía oficiosa".

Expresa saludos de año nuevo y manda, por correo separado, algunos trabajos suyos. Se felicita de la emisión de sellos de correo en honor al Lic. Pedro de la Gasca.


11.
París (Collège de France), 5 de enero de 1965.

Refiere haber estado internado en la clínica por un hematoma en el muslo derecho. Agradece la noticia de la publicación por Pérez de Tudela de dos tomos con documentos del archivo Pizarro-Gasca guardado en San Marino (California).


12.
París (rue de l'abbé de l'Epée), 30 de diciembre de 1966.

Manifiesta interés en los datos de Maticorena acerca del contrato de 1526, suscrito por Pizarro, Almagro y Luque, para la conquista del Perú. Recuerda un trabajo suyo en torno a la supuesta triple comunión de los conquistadores y examina la posibilidad de una falsificación retrospectiva por parte de los Espinosa. Anima a Maticorena a efectuar un examen crítico del contrato para la conquista del Perú ("sin miramientos para nadie más que la Verdad desnuda..."), y vuelve a insinuarle la conveniencia de hacer una edición crítica del texto atribuido a Lozano. Hace referencias personales a Giménez Fernández, Rodríguez Moñino, Ramón Carande y José Durand.


13.
Madrid (...), 14 de mayo de 1967.

Se refiere con detalle a la inexistencia en Madrid del manuscrito de los Discursos medicinales de Méndez Nieto, que está en realidad conservado en Salamanca. Agradece a Maticorena por el envío de sus apuntes de cartas de la colección Salazar, por la ayuda que le brindó en Sevilla y por las separatas que le obsequió.


14.
París (rue de l'abbé de l'Epée), ... mayo de 1967.

Envía un par de separatas y sus apuntes de unas cartas de Agustín de Zárate existentes en la Biblioteca de Palacio de Madrid, dentro del fondo de correspondencia española del obispo de Arrás (Granvela).


15.
Bressanone (...), 16 de julio de 1967.

Hallándose por espacio de una semana en Italia, ha brindado en la fecha una conferencia sobre Erasmo como símbolo de comunidad de los espíritus occidentales y de colaboración internacional. Informa sobre la prorrogación del contrato de docencia de José Durand en Toulouse. Se refiere a trabajos de investigación de otras personas acerca de Zárate, sus cartas y su Historia. Agradece el contacto que Maticorena le ha proporcionado con Antonio Domínguez Ortiz.


16.
París (rue de l'abbé de l'Epée), 2 de enero de 1968.

Agradece una postal enviada desde Roma por Maticorena y otros. Se refiere a una conversación telefónica con José Durand (en la víspera de su salida para California) acerca de un documento garcilasiano sobre el manuscrito de la Florida. Reproduce la inquietud del investigador francés Paul Roche por hacer un estudio crítico de la Relación atribuida a Lozano. Expresa buenos deseos por el año nuevo.


17.
París (rue de l'abbé de l'Epée), 29 de febrero de 1968.

Expresa su sentido pesar por la muerte de Manuel Giménez Fernández.


18.
París (rue de l'abbé de l'Epée), 10 de julio de 1968.

Agradece la postal enviada por Maticorena y Maurice Birckel. Se refiere a sus investigaciones en curso, sobre el médico Méndez Nieto y los portugueses pobladores de Santo Domingo, y solicita al respecto averiguar la fecha de la muerte del adelantado de Yucatán, Lic. Alonso Maldonado. Se confiesa moralmente seguro de que sea "bonita novela" la parte de los Discursos medicinales de Méndez Nieto que concierne al melancólico y malhumorado adelantado de Yucatán. Se declara a sí mismo interesado en apasionantes "chifladuras".


19.
París (rue de l'abbé de l'Epée), 14 de julio de 1968.

Refiere haber encontrado la fecha de la muerte de Maldonado, adelantado de Yucatán: hacia 1564, o sea, asignando una gran probabilidad de exactitud histórica a los Discursos medicinales de Méndez Nieto.


20.
París (rue de l'abbé de l'Epée), 23 de noviembre de 1969.

Agradece el envío de copias de textos y documentos interesantes para sus trabajos de investigación, y especialmente de una carta de 1575 relativa a Méndez Nieto. Informa de su nombramiento como doctor honorario por la Universidad de Leiden. Envía algunas separatas de trabajos suyos y desea a Maticorena feliz viaje a las Canarias.


21.
París (rue de l'abbé de l'Epée), 29 de diciembre de 1969.

Ofrece una descripción del manual bibliográfico de Brunet y la guía de trabajo bibliotecológico de Malclès. Desea a Maticorena un feliz comienzo de año, gozando del paisaje y del clima de Tenerife. Encarga recuerdos para Alejandro Cioranescu.


22.
París (rue de l'abbé de l'Epée), 6 de abril de 1970.

Lamenta las tristes noticias de la enfermedad de Antonio Rodríguez Moñino, así como la muerte de las señoras de Carriazo y Muro Orejón. Expresa deseo de que se desmienta el siniestro diagnóstico de Rodríguez Moñino. Menciona con halago la juventud corporal y espiritual de Ramón Carande. Anuncia que viajará a Madrid para ofrecer la "lección Marañón" el 29 de mayo siguiente.


23.
París (rue de l'abbé de l'Epée), 3 de mayo de 1970.

Refiere haber sido informado por el Marqués de Villarreal sobre el angustioso estado de salud de Rodríguez Moñino, víctima de una enfermedad incurable. Notifica tener en su poder un cuaderno de apuntes de Maticorena sobre la correspondencia de Páez de Castro.


24.
Madrid (Casa de Velázquez), 3 de junio de 1970.

Relata su visita de esta fecha al enfermo, demacrado y pálido Rodríguez Moñino, en su casa; afectado de la vesícula, se halla muy agotado en su capacidad física pero tenaz en el pensamiento y la moral. Agradece a Maticorena por haberle devuelto sus notas de cartas de Zárate y promete restituirle en breve su cuaderno de apuntes del epistolario de Zurita con Páez de Castro. Le desea que acabe felizmente su labor en Tenerife.


25.
París (rue de l'abbé de l'Epée), 13 de julio de 1970.

Expresa su sentido pesar por la muerte de Antonio Rodríguez Moñino. Solicita que se le copie el epitafio de Francisco Duarte, famoso proveedor de ejércitos y armadas, en su tumba de la capilla de la Universidad de Sevilla: lo necesita para un artículo en torno a sus relaciones con Gutierre de Cetina. Pide a Maticorena que le informe sobre su domicilio en las semanas venideras, pues el 30 de julio vuela a Lima para asistir al Congreso de Americanistas.


26.
París (rue de l'abbé de l'Epée), 3 de octubre de 1970.

Señala haber encontrado una fotografía del epitafio de Francisco Duarte en Sevilla. Expresa inquietud por la falta de noticias de Maticorena, y admite no haberle devuelto todavía su cuaderno de apuntes sobre Zurita y Páez de Castro: ¿debe mandárselo a Sevilla o a Tenerife?

27.
París (rue de l'abbé de l'Epée), 3 de noviembre de 1970.

Se alegra de haber recibido finalmente noticias de Maticorena, desde la Casa de Velázquez, en Madrid. Agradece la invitación que se le formula para contribuir en el homenaje de la Diputación de Badajoz a Rodríguez Moñino.


28.
París (rue de l'abbé de l'Epée), 28 de marzo de 1971.

Recusa por falta de tiempo la invitación a redactar un prólogo para la obra de Angrand y sugiere, en cambio, al meritorio profesor Pierre Duviols, que recientemente ha defendido su tesis sobre la "extirpación de la idolatría" en el Perú: "Duviols es nuestro mejor peruanista de la joven generación". Se refiere a los problemas para editar una recopilación de sus estudios peruanistas en Lima.


29.
El Escorial (Hotel Felipe II), 16 de agosto de 1971.

Informa que ha decidido pasar el mes de agosto "veraneando" en las estribaciones de la sierra de Guadarrama, tierra rocosa de pinares y jarales, cerca de matrimonios amigos como los Lapesa y los Maravall. Señala que está consultando manuscritos en la biblioteca de San Lorenzo de El Escorial, con miras a preparar la segunda edición francesa de Erasmo y España. Refiere que saldrá próximamente a Salamanca para el congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas, pero a causa de modificaciones en los cuadros del Gobierno central no será posible que reciba el doctorado honorífico en aquella Universidad, como estaba previsto. Manifiesta su esperanza de ver a Ramón Carande en Calzadilla, en el homenaje a Rodríguez Moñino, y se regocija de las perspectivas de hacer una excursión turística por Extremadura.
Le escribe a Maticorena por primera vez a sus señas de Lima, donde espera hallar colocación profesional en la Universidad de San Marcos. Insinúa la factibilidad de sacar del "atolladero" el problema editorial de sus estudios peruanistas, a cargo de Carlos Araníbar. Envía saludos para José Durand.


30.
El Escorial (Hotel Felipe II), 18 de agosto de 1971.

Responde con alegría a una postal colectiva firmada por Maticorena y una docena de personas, en Lima. Anima a su interlocutor a quedarse trabajando en la Universidad de San Marcos.

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